Unidos por la Vida patrocina en España la iniciativa internacional No Más Silencio de divulgación y terapia del Síndrome post-aborto a través de su página web www.nomassilencio.com 

Tanto No Más Silencio como Unidos por la Vida son iniciativas ciudadanas independientes de cualquier organización o institución política o religiosa. _____________________________________________________________

SECUELAS DEL ABORTO


 

“EL ABORTO ES CUATRO VECES MAS PELIGROSO QUE EL PARTO”, se titula la noticia de Internet sobre un estudio financiado por el Gobierno de Finlandia. Los investigadores de la unidad de análisis estadístico del Centro de Investigación y Desarrollo para el Bienestar y la Salud de Finlandia examinaron los certificados de defunción de todas las mujeres en edad reproductiva (de 15 a 49 años) que murieron entre 1987 y 1994, es decir, unas 9.129 mujeres. Luego examinaron la base de datos nacional para identificar cualquier suceso relacionado con el embarazo ocurrido en el año anterior a la muerte. Los investigadores encontraron que en comparación con las mujeres que llevaron su embarazo a término, las que abortaron en el año anterior a su muerte fueron:

         1.   60% más propensas a morir por causas naturales;

          2.   siete veces más tendentes al suicidio;

          3.   cuatro veces más propensas a morir en accidentes; y

          4.   14 veces más propensas a ser víctimas de un homicidio.

El estudio concluyó que las mujeres que abortan tienen cuatro veces más probabilidades de morir al año siguiente que las que tuvieron a sus hijos. Además, las madres que dieron a luz son un 50% menos propensas a morir que las que no tuvieron hijos. Se confirma, pues, que el aborto es mucho más peligroso que llevar a término un embarazo, aunque éste no sea deseado.

El artículo ha sido publicado en la revista norteamericana Post-Abortion Review por el Dr. David C. Reardon Ph.D..

Entrevista a la Directora de No Más Silencio en La Linterna de la Cadena COPE sobre la relación entre el aborto y el suicidio.
19-03-08.

Testimonio tras 15 abortos

El SÍNDROME POST- ABORTO

El Síndrome Post-aborto (SPA) toma su nombre del Síndrome Post-Vietnam, por su similitud con este grave Trastorno de Stress Post-Traumático (PTSD) detectado entre los soldados norteamericanos que volvieron de esa guerra. Tanto su intensidad como sus síntomas son similares a los que sufre la mujer que se practica un aborto voluntario. Este Síndrome Post-Aborto figura en los manuales de Psiquiatría y Psicología de las universidades norteamericanas.

Los aspectos psicológicos de este Síndrome Post-Aborto, según la Asociación Norteamericana de Psiquiatría son: la depresión, la hostilidad, el desinterés y aislamiento, las imágenes recurrentes, el insomnio y pesadillas, y la incapacidad de expresar sentimientos. Otros estudios muestran un alto índice de intentos suicidas, de alcoholismo, bulimia y anorexia, frigidez y ruptura de relaciones de pareja (un 70% en el primer año después del aborto), de maltrato doméstico y autolesiones, de incapacidad de concentración, agotamiento y nerviosismo.

Así, el estudio realizado por la Dra. Anne Speckhard arrojó los siguientes datos de mujeres que habían abortado:

            - el 35% pensó que su hijo abortado había venido a verlas,

           - el 54% tuvo pesadillas relacionadas con el aborto,

            - el 69% experimentó síntomas de locura,

           - el 73% recordaba a menudo la experiencia,

            - el 81% mostró preocupación por el bebé abortado,

           - el 61% aumentó el consumo de alcohol,

            - el 65% tuvo pensamientos suicidas,

- el 69% tuvo problemas sexuales,

            - el 81% lloraba con frecuencia,

           - el 77% experimentó incapacidad para comunicarse.

Asimismo, el Dr. Ford, en un estudio a 40 mujeres que solicitaron un aborto, encontró que un 80% tenían baja autoestima, un 97’5% depresión, un 82,5% ansiedad, un 77’5% insomnio, un 72’5% pérdida de la libido, un 55% ideas de suicidio y un 45%  sufría anorexia. Otro estudio, de la Universidad de Baltimore (EE.UU.), descubría que un 64% de las mujeres que habían abortado fueron posteriormente ingresadas en hospitales psiquiátricos, y la Real Academia de Obstetricia de Inglaterra anunció que las probabilidades de problemas psiquiátricos graves y permanentes después de un aborto alcanzaban al 59% de las madres (pues aunque aborte, la mujer sigue sintiéndose “madre”).

Además de estos síntomas, hay otros que subyacen a otras patologías que van apareciendo a los largo de los años de secreto y silencio en que se refugian las cientos de miles de mujeres que llevan el peso del aborto sobre su mente y sus conciencias. Porque a menudo, el SPA tarde varios años en aflorar a la conciencia, debido al fuerte mecanismo de negación que existe por parte de la mujer así como de su cónyuge y de toda la sociedad – incluida la médica). El periodo de negación de la mujer puede oscilar desde unas semanas a varios años, siendo la media unos 5 años para el 70% de las mujeres. Durante ese tiempo, sin embargo, a veces sufre las secuelas del aborto aunque no las reconozca como tales: básicamente culpabilidad y depresión. Esto es así tanto en mujeres creyentes como no-creyentes.

La psiquiatra canadiense Dra. Stanford señala tres estadios del SPA:   

- el desasosiego y la tristeza

- la rememoración obsesiva del momento del aborto con todos sus detalles, preguntándose cómo sería el niño·       

- culpabilidad y depresión profunda, junto con la "depresión del aniversario", de la fecha del posible nacimiento o de la fecha del aborto.  El Dr. Willke, prestigioso obstetra norteamericano, solía decir que "es más fácil sacar a un niño del vientre de su madre que de su conciencia", refiriéndose a los continuos autoreproches y deseos de reparación que acompañan al aborto provocado.          

Si este cuadro no se remedia, puede llevar al suicidio, como constata la Dra. Margaret White de Inglaterra: "En una encuesta de más de 2.000 casos de intentos de suicidio por sobredosis en el Hospital de Webstminster, el único factor común entre ellos fue el aborto provocado". También en Dinamarca, el índice más alto de admisión a un hospital psiquiátrico era de mujeres solteras que se habían practicado un aborto.            

La Dra. White puso de relieve también otro aspecto del SPA. En una investigación sobre el maltrato infantil en EE.UU. descubrió que había aumentado un 500% desde la legalización del aborto en ese país. Otros estudios muestran asimismo una relación entre el aborto provocado y el maltrato doméstico. El aumento de este delito en España ha seguido la misma gráfica que el aumento del aborto.            

Sin embargo, a pesar de todos estos hallazgos, en España no existen estudios sobre el SPA, ni voluntad científica o política de hacerlos, a pesar de la extensa población afectada: 500.000 mujeres y el equivalente de hombres. Por desgracia, el mecanismo de negación y los prejuicios ideológicos son aún más fuertes en España que en otros países Occidentales. Entre los poquísimos estudios realizados en España se encuentran los de la Dra. Gómez-Lavín, psiquiatra de Pamplona y experta en el SPA. En su estudio “Consecuencias psicopatológicas del aborto en la mujer” reafirma lo que ya declaró la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus Actas de 1970: “Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren mayores riesgos de desajustes mentales tras el aborto, y más aún en el caso de alguna enfermedad psiquiátrica previa. Cuanto más grave es el diagnóstico psiquiátrico, más perjudicial es para ella el aborto”. Al mismo tiempo, afirma que el aborto va acompañado de importantes trastornos de conducta tales como la drogadicción, el alcoholismo, las perversiones sexuales y, hoy día, el satanismo

El único estudio que conocemos sobre el tema es el de la Asociación Española de Neuropsiquiatría que, en su informe de 1993 titulado “Mujer y salud mental”, indicaba que los rasgos de las mujeres que abortan más de una vez son: inmadurez, inestabilidad emocional, sexualidad pasiva y dependiente, aversión a los métodos anticonceptivos, problemas de pareja, conflictos con los padres, mala autoimagen, vivencias negativas o traumáticas, y tendencia y rasgos de personalidad patológica: esquizofrenia, paranoia y psicopatía. Por desgracia, las mujeres que abortan más de una vez constituyen un 25% de las más de 60.000 que abortan cada año. Evidentemente, el aborto no es una mera cuestión de libertad personal, es una patología grave, tanto individual como social. Actualmente está a la venta en librerías el libro titulado "Yo aborté: testimonios reales de mujeres que han sufrido un aborto provocado en España".            

 

 

El Síndrome post-aborto en el hombre

Un aspecto aún más ignorado y olvidado del ya de por sí censurado Síndrome Post-Aborto, es su incidencia en el hombre. Aunque a menudo el hombre es el responsable indirecto del aborto por no asumir la responsabilidad del hijo, también es cierto que cada vez es mayor el porcentaje de abortos entre parejas estables con uno o más hijos. En muchos casos, es la mujer quien decide, en contra de la voluntad del padre, abortar a su nuevo hijo. Las consecuencias psicológicas para el hombre son: sentimientos de frustración, vacío, culpabilidad y depresión. Ello lleva a un mayor número de problemas sexuales que van desde la impotencia hasta la promiscuidad. Muchas veces, la ansiedad lleva a poner fin a la relación y otras a perder el respeto a su mujer y a maltratarla verbal o físicamente, así como a los otros hijos.            

La falta de derechos del padre sobre su propia descendencia crea en el hombre mucha confusión y problemas emocionales, destruyéndose casi por completo su autoestima. En palabras de un padre: "Nunca podré sobreponerme al dolor que siento. No pude salvar a mi hijo". En términos parecidos se expresaban, hace unos años, padres españoles en el diario El País, en un artículo titulado "Hombres en la sala de espera".            

Por último, hay que señalar que entre los afectados por los trastornos que acompañan al aborto provocado se encuentran también aquellos que los ejecutan. El personal de los centros y hospitales abortistas confiesan que también sufren pesadillas y sentimiento de culpa al igual que las mujeres que abortan. Como ellas, buscan alienarse con el alcohol, la droga y otros mecanismos de defensa. En EE.UU., cada vez son más numerosos los abandonos de médicos y personal abortista, y anualmente se celebra en Chicago un congreso que reúne a un centenar de ellos, donde exponen sus experiencias y testimonios.


Madres víctimas del aborto

Nuevas pruebas sobre los efectos negativos en la mujer

18 febrero 2006 (ZENIT.org).- Nuevos estudios confirman que las mujeres sufren graves efectos secundarios después de abortar. La primera víctima del aborto es el niño no nacido. Y durante años algunos grupos de mujeres y de activistas pro vida han llamado la atención sobre los efectos negativos en las mujeres implicadas.

Investigaciones recientes sobre el impacto psicológico del aborto muestran que aumenta el riesgo de problemas de salud mental, informaba el 3 de enero el Sydney Morning Herald. Un estudio neozelandés, llevado a cabo por David Fergusson de la Escuela Christchurch de Medicinas y Ciencias de la Salud, era descrito por el periódico como «el estudio más detallado a largo plazo hasta la fecha sobre una cuestión que divide».

Los resultados se basaban en el estudio de 1.264 niñas, desde su nacimiento en los años setenta. De estos, el 41% de las mujeres se quedaron embarazadas a los 25 años de edad y el 14,6% abortó, de un total de 90 embarazos que se llevaron hasta el final. El estudio se publicó en el Journal of Child Psychiatry and Psychology.

A la edad de 25 años, el 42% de las que habían abortado también habían experimentado una importante depresión – un 35% más fuerte de aquellas que habían elegido continuar con su embarazo. El riesgo de desórdenes de ansiedad subió en igual grado. Y las mujeres que habían tenido al menos un aborto tenían un índice el doble de alto de beber alcohol a niveles peligrosos en comparación con las que habían terminado sus embarazos. Las que habían abortado tenían tres veces más posibilidades de depender de drogas ilegales.

Fergusson afirmaba que su investigación estaba motivada por el deseo de mejorar el nivel de conocimiento científico en un área en la que existen pocas evidencias. Se describió como «un ateo, un racionalista y favorable al aborto».

Estos descubrimientos contradicen los resultados de otro estudio, publicado por la British Medical Journal el 28 de octubre. En su documento titulado «Depresión y Primer Embarazo no Querido: Estudio Longitudinal», Sarah Schmiege y Nancy Felipe Russo sostenían: «El poner fin a un primer embarazo no querido en comparación con seguir adelante con él no está directamente relacionado con un riesgo de depresión clínicamente significativa».

Schmiege y Russo, de la Universidad de Colorado y de la Universidad Estatal de Arizona, respectivamente, basaban sus conclusiones en un estudio de 1.247 mujeres en Estados Unidos.

Abuso infantil

No obstante, sus conclusiones fueron puestas en dudas por Julia Millington, directora de política de la organización ProLife Alliance del Reino Unido. Millington observaba que un cierto número de otros estudios publicados en revistas científicas han encontrado evidencias de problemas que derivaban del aborto. Citaba, por ejemplo, la investigación llevada a cabo en Canadá y publicada en el 2003 en la Canadian Medial Association Journal.

Algunos días después de que la British Medical Journal publicara el estudio de Schmiege y Russo, la revista médica Acta Pediatrica publicaba los resultados de una investigación que mostraba que las mujeres que han abortado abusaban físicamente más de sus hijos que las mujeres que no habían abortado.

Priscilla Coleman, profesora en la Universidad Estatal Bowling Green, llevó a cabo el estudio de un grupo de 581 mujeres de Baltimore con bajos ingresos, informaba el 3 de noviembre el Washington Times. Comparadas con las madres que no tenían historial de abortos inducidos, aquellas que habían abortado tenían un riesgo un 144% mayor de abusar físicamente de sus hijos.

Coleman observó que «un buen número de mujeres que tienen abortos» experimentan problemas de estrés y culpabilidad, sentimientos que pueden causar cólera. También observaba que las mujeres que han perdido a sus hijos por causas naturales pueden experimentar los mismos efectos psicológicos que las madres post-abortivas, pero los efectos generalmente no suelen durar.

Posteriormente, el 12 de diciembre, el periódico británico Telegraph informaba de un estudio noruego que también encontró estrés y culpa entre las mujeres que se habían sometido a abortos. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oslo, y publicado en la revista BMC Medicine, estudió un grupo de 40 mujeres que habían sufrido un aborto por causas naturales y 80 mujeres que habían abortado. Los investigadores entrevistaron a las mujeres 10 días, seis meses, dos años y cinco años tras el acontecimiento.

Las mujeres que habían perdido a su hijo sufrían más tensión mental a los seis meses de dicha pérdida. Pero las mujeres que habían abortado experimentaban más estrés mental en los intervalos de dos y cinco años.

Los efectos negativos del aborto no se limitan a la tensión mental. Un estudio francés de 2.837 nacimientos encontró que las mujeres que habían abortado previamente tenían un riesgo más alto de dar a luz prematuramente, informó el 15 de mayo el periódico Telegraph.

Las madres que habían abortado previamente tenían 1,7 veces más probabilidad de dar a luz a su bebé antes de la semana 28 de gestación. Muchos bebés nacidos en ese momento mueren poco después del nacimiento y un gran número de los que sobreviven sufren de graves discapacidades, indicaba el artículo.

Poca información

Más datos se encuentran en el informe preparado por el South Dakota Task Force to Study Abortion, presentado al gobernador del estado y al legislativo el pasado diciembre. Los comités del congreso y del senado del estado escucharon el testimonio de algunas mujeres que se habían sometido a abortos. Según el informe, «dieron su testimonio sobre cómo se deprimieron y se sintieron asaltadas por la idea del suicidio».

Casi 2.000 mujeres que habían abortado hicieron declaraciones detallando sus experiencias. Muchas mujeres informaron que se sintieron presionadas a abortar, en ocasiones por el padre del niño, pero también por otros. Además, muchas de ellas testificaron o informaron a los consejeros post-aborto que, si se les hubiera dado una información adecuada, no se habrían sometido al aborto.

Las evidencias también revelaban deficiencias en la forma en que se llevaron a cabo los aborto. Los datos proporcionados por el departamento de sanidad de Dakota del Sur revelaban que en el 2003, el último año con estadísticas disponibles, se llevaron a cabo 819 abortos en el estado. En 814 de las 819 operaciones, la única información dada a la madre embarazada sobre el niño no nacido fue simplemente su estado de gestación. En 813 casos de los 819, esto se hizo mediante una declaración grabada y las mujeres no tuvieron oportunidad de preguntar dudas al médico.

Según los procedimientos de una clínica de Planned Parenthood, descritos por testigos, el médico que va a practicar el aborto ve por primera vez a la madre embarazada en la sala de operaciones. Y esto sólo tras haber firmado el consentimiento y haber aceptado el someterse al aborto.

Y en España es aún peor.

Conclusión:

Dios perdona siempre,
el hombre, a veces,
la Naturaleza nunca.

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